Ayer...

El día de ayer me pegué mi primer "palo" con la moto... En la avenida del Libertador a 60 por hora. Iban cayendo el verde, el verde, el verde, y de repente... llegó el rojo. Había caído una insignificante, ridícula garúa. Pero fue suficiente como para mojar la pista y hacerla más resbaladiza q en los cálculos de cualquier ser prevenido. Frené, apenas, tuve cuidado en eso, pero no hubo nada qué hacer... la llanta resbaló, y me fui al suelo.
No estaba ni en mis más remotas posibilidades. Ni bien caí, me paré, intenté encuadrar a la moto pero no pude. Me puse a un lado de la pista, el semáforo cambió a verde, los autos seguían con su marcha y yo me quedé atrás. Renegando, calculando, asimilando para no volver a repetir el hecho.
La saqué barata. La moto no se hizo nada y yo tuve unos ligeros raspones.
De pronto un hecho q casi roza algo q pudo ser fatal se convierte en anécdota. Pero no quisiera volver a contarla jamás.
De regreso a la casa de reparto, me enteré q a dos compañeros más les había tocado la misma suerte.
Uno de ellos me dijo "no pasa nada, son gajes del oficio, te vas a tener que acostumbrar, porque pasa de vez en cuando. Yo por eso cada q voy a salir me persigno y me encomiendo a Dios".
Lo q es yo, no creo q me persigne. Pero de q me encomiendo al ser q hizo este mundo, claro q lo hago. Y trato de ser más precavido q nadie. Yo más bien le digo "Dale, mira q me estoy cuidando, dame una mano, no seas malo. Y que ningún hijo de puta q no sabe manejar (esto es, REGLAS) me trunque mi camino".

Comentarios

Entradas populares