El mundo
¿Qué es el mundo?
Es miseria y opulencia.
O sea, son millones muriendo de hambre
Y unos cuantos pocos empoderados de riquezas astronómicas.
Por tanto.
Es riqueza absurda. Es pobreza grotesca.
Es dominación económica y sometimiento político.
Es la selva del libre mercado.
Por tanto.
El festín de los depredadores privados.
La explotación de los recursos y las almas.
Es desvalorización y mercantilización del ser humano.
La orgía de los intereses materiales.
Es la tiranía del eufemismo mediático,
Diplomático y financiero.
Es el gobierno de la corrupción a todos los niveles, la pelea por el reparto de la torta, la adhesión a cambio de un puñado de monedas o la confrontación directa si se perjudican los beneficios.
Es la matanza de millones de desdichados en guerras que cuentan con la bendición de Dios.
Es el Stablishment del aniquilamiento de la gente pobre y, a la vez, de la generación de pobreza. Lo que a su vez evita la superpoblación, lo que a su vez perpetúa el Stablishment.
Es la beatificación de las guerras de los países dominantes contra países inferiores en capacidad de ataque y a menudo iguales en la producción de tiranuelos.
Es la religión implantada. Para garantizar la servidumbre de poblaciones enteras, para garantizar la visión depravada de que los miserables, si se aceptan como tales sin chistar (ya que ni siquiera es requisito necesario hacer un esfuerzo por superarse para ser un miembro del rebaño), cuando mueran tendrán un lugar asegurado en el Paraíso. Pero mientras vivan, que se jodan a perpetuidad. Y así, los que pueden, que sirvan a sus amos, y lo que no, que se vayan muriendo de hambre.
Es el Nóbel de la Paz rifándosela a cualquier cínico de nuestros tiempos.
Es el narcotráfico y sus vicios infiltrados en todos los estratos sociales.
Esta es la mejor descripción que puedo hacer de lo que es el mundo, ahorita mismo. Por lo pronto, no se me ocurre nada más.
Es miseria y opulencia.
O sea, son millones muriendo de hambre
Y unos cuantos pocos empoderados de riquezas astronómicas.
Por tanto.
Es riqueza absurda. Es pobreza grotesca.
Es dominación económica y sometimiento político.
Es la selva del libre mercado.
Por tanto.
El festín de los depredadores privados.
La explotación de los recursos y las almas.
Es desvalorización y mercantilización del ser humano.
La orgía de los intereses materiales.
Es la tiranía del eufemismo mediático,
Diplomático y financiero.
Es el gobierno de la corrupción a todos los niveles, la pelea por el reparto de la torta, la adhesión a cambio de un puñado de monedas o la confrontación directa si se perjudican los beneficios.
Es la matanza de millones de desdichados en guerras que cuentan con la bendición de Dios.
Es el Stablishment del aniquilamiento de la gente pobre y, a la vez, de la generación de pobreza. Lo que a su vez evita la superpoblación, lo que a su vez perpetúa el Stablishment.
Es la beatificación de las guerras de los países dominantes contra países inferiores en capacidad de ataque y a menudo iguales en la producción de tiranuelos.
Es la religión implantada. Para garantizar la servidumbre de poblaciones enteras, para garantizar la visión depravada de que los miserables, si se aceptan como tales sin chistar (ya que ni siquiera es requisito necesario hacer un esfuerzo por superarse para ser un miembro del rebaño), cuando mueran tendrán un lugar asegurado en el Paraíso. Pero mientras vivan, que se jodan a perpetuidad. Y así, los que pueden, que sirvan a sus amos, y lo que no, que se vayan muriendo de hambre.
Es el Nóbel de la Paz rifándosela a cualquier cínico de nuestros tiempos.
Es el narcotráfico y sus vicios infiltrados en todos los estratos sociales.
Esta es la mejor descripción que puedo hacer de lo que es el mundo, ahorita mismo. Por lo pronto, no se me ocurre nada más.
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