De los trastornos económicos actuales o "El fin de la hegemonía del dólar"
En mi vida he leído semejante ejemplo de claridad y racionalidad para explicar algo q ni siquiera en la universidad pudieron enseñarme, o explicármelo bien. Y es cómo es que EE.UU. tiene la dominación mundial a través de la aceptación universal de su moneda como medio de pago, cambio o reserva. Y de que a partir de ahí, y por mantener ese monopolio, este país aplica todas las medidas que sean necesarias. Y es por eso que se inventa guerras para sacar a tiranos, cuando antes los defendía. El caso más claro es el de Saddam Husein, q vendía petróleo en dólares, pero quiso hacer otra cosa y "le dieron vuelta" bajo la máscara apropiada de lucha contra la tiranía y xq son amantes de la Libertad. Mentira.
Y como en otros casos, en este no es que se esté descubriendo la pólvora, no. La importancia del texto radica en la claridad y en la lucidez de la explicación, para decirle a muchos cómo son las cosas que la gran mayoría entiende poco por partes y poco o nada a nivel general de la tan inexplicable manera de aplicar sus "politicas" el más grande de los imperios en la actualidad, pero q, señores, está haciendo agua por todos lados.
Este es un texto traducido, según la fuente, de Ron Paul, nada más y nada menos q de un discurso del "candidato a la nominación por parte del Partido Republicano en la elección presidencial" de este año.
Terminado de leer el texto, la conclusión, la más importante quizás, a la que pueda llegarse es q el euro, junto a otras monedas, va a significar el fin de la hegemonía del dólar. Y por esa razón, cuando uno a uno los países del mundo empiecen a dejar el dolar y mirar hacia otras monedas, el imperio estadounidense, al no poder hacerle la guerra a todo el mundo, estará llegando al principio de su fin como potencia mundial... Ya está ocurriendo. Aquí va.
El fin de la hegemonía del dólar
Hace cien años se conocía como "diplomacia del dólar". Después de la Segunda Guerra Mundial, y especialmente desde la caída de la Unión Soviética en 1989, esa política evolucionó hacia la "hegemonía del dólar". Pero después de todos estos años de éxito, el predominio de nuestro dólar está llegando a su fin.
Se ha dicho, muy acertadamente, que quien tiene el oro hace las reglas. En los albores de los tiempos, la gente aprendió rápido que el comercio justo y honesto requería el intercambio de algo con valor real.
En primer lugar se trató simplemente de un trueque de bienes. Entonces se descubrió que había una atracción universal por el oro, y éste se convirtió en un sustituto conveniente para los trueques de mayor envergadura. No solo el oro facilitó el intercambio de bienes y servicios, también sirvió como almacén de valor para aquellos que querían ahorrar para días lluviosos.
Aunque el dinero se desarrolló de forma natural en el mercado, a medida que los gobiernos crecieron en poder asumieron el control del monopolio del dinero. En algunas ocasiones los gobiernos lograron garantizar la calidad y la pureza del oro, pero con el tiempo aprendieron a gastar más de lo que ingresaban. La gente no aprobaba demasiado las subidas de impuestos o la creación de unos nuevos, así que los Reyes y los Césares no tardaron mucho en aprender a inflar sus monedas reduciendo la cantidad de oro de cada moneda - siempre con la esperanza de que sus súbditos no descubrieran el fraude. Pero la gente siempre se dio cuenta, y se opuso enérgicamente.
Esto presionó a los líderes para buscar más oro, conquistando otras tierras. La gente se acostumbró a vivir más allá de sus posibilidades, y gozaron de pan y circo. La financiación de gastos desmesurados mediante la conquista de nuevas tierras extranjeras parecía una alternativa lógica comparada con trabajar más y producir mejor. Además, la conquista de otras naciones no solo traía oro a casa, también traía esclavos. Gravar a las personas de los territorios conquistados también incentivó la construcción de imperios. Este sistema de gobierno funcionó bien durante un tiempo, pero la declinación moral de la gente dio lugar a una falta de voluntad de producir por si mismos. Había un límite en el número de países que podían ser saqueados por su riqueza, y esto siempre condujo a los imperios a su fin. Cuando no se podía obtener más oro, su poderoso ejército se despedazaba. En aquellos días, aquellos que poseían el oro verdaderamente escribían las reglas y vivían bien.
Esa regla general se ha mantenido a través de los tiempos. Cuando se usaba el oro y las reglas protegían el comercio honesto, las naciones productivas crecían vigorosamente. Cuando las naciones ricas -aquellas con ejércitos poderosos y con oro- se esforzaban solo para que el imperio y las fortunas fáciles soportaran el bienestar doméstico, esas naciones fallaban.
Hoy los principios son los mismos, pero el proceso es bastante diferente. El oro ya no es la moneda del reino, ahora lo es el papel. La verdad hoy es: "Aquel que imprime el dinero hace las reglas" - al menos por el momento. Aunque el oro no se usa, los objetivos son los mismos: obligar a los países extranjeros a producir y subvencionar al país con superioridad militar y con control sobre las imprentas de dinero.
Puesto que la impresión de papel moneda no es más que una falsificación, el emisor de la moneda internacional debe ser siempre el país del ejército poderoso, para garantizar el control del sistema. Este magnífico plan parece el sistema perfecto para obtener riqueza perpetua para el país que emite la moneda mundial que es el estándar de-facto. El único problema es, sin embargo, que semejante sistema destruye el carácter de la gente de la nación falsificadora - igual que ocurría cuando el oro era la moneda y se obtenía conquistando a otras naciones. Y esto destruye el incentivo para ahorrar y producir, y alienta la deuda y el bienestar desbocado.
La presión doméstica para inflar la moneda viene de los beneficiarios de la seguridad social, y también de aquellos que piden limosnas como compensación por sus necesidades y percepción de daños por parte de otros. En ambos casos rechazan la responsabilidad personal de sus propias acciones.
Cuando se rechaza el papel moneda, o cuando el oro se acaba, se pierden la riqueza y la estabilidad política. El país debe entonces pasar de vivir más allá de sus posibilidades a vivir debajo de sus posibilidades, hasta que los sistemas políticos y económicos se ajustan a las nuevas reglas - reglas que ya no son escritas por aquellos que manejaban la ahora inútil imprenta de dinero.
La "Diplomacia del Dólar", una política instituida por William Howard Taft y su Secretario del Estado Philander C. Knox, fue diseñada para mejorar las inversiones comerciales norteamericanas en Latinoamérica y el Extremo Oriente. McKinley cocinó una guerra contra España en 1898, y el corolario a la Doctrina Monroe de Rooselvet precedió al enfoque agresivo de Taft de utilizar el dólar y la influencia diplomática para asegurar las inversiones estadounidenses en el extranjero. Esto se ganó el título popular de "Diplomacia del Dólar". El significado del cambio de Rooselvet fue que nuestra intervención ahora podía justificarse bajo la mera "apariencia" de que un país de nuestro interés era política o fiscalmente vulnerable al control europeo. No solo reclamamos un derecho, sino una "obligación" oficial del Gobierno estadounidense de proteger nuestros intereses comerciales de los europeos.
Esta nueva política vino tras los talones de la diplomacia “cañonera” de finales del siglo XIX, y significó que podíamos comprar influencia antes de recurrir a la amenaza de la fuerza. Para cuando la "Diplomacia del Dólar" de William Howard Taft estuvo articulada claramente, se plantaron las semillas del imperio norteamericano. Y estaban destinadas a crecer en el fértil suelo político de un país que perdió el amor y respeto por la república heredada de los autores de la Constitución. Y no hay duda de que lo hicieron. No paso mucho tiempo antes de que la "diplomacia" del dólar se convirtiese en la "hegemonía" del dólar en la segunda mitad del siglo XX.
Esta transición solo podía haber ocurrido con un cambio dramático en la política monetaria y en la naturaleza del dólar mismo.
El Congreso creó el Sistema de la Reserva Federal en 1913. Entre entonces y 1971 el principio del "sound money" ("dinero sólido") fue minado sistemáticamente. Entre 1913 y 1971, a la Reserva Federal le fue mucho más fácil expandir el suministro de dinero a su antojo para financiar la guerra o manipular la economía, con poca resistencia del Congreso - mientras se beneficiaban de ello los intereses especiales que influencian al gobierno.
La dominancia del dólar aumentó enormemente después de la Segunda Guerra Mundial. Nos libramos de la destrucción que tantas otras naciones sufrieron, y nuestras arcas se llenaron con el oro del mundo. Pero el mundo escogió no volver a la disciplina del estándar oro, y los políticos aplaudieron. Era mucho más popular imprimir dinero para pagar las facturas que gravar cosas, o restringir el gasto innecesario. Pese a los beneficios a corto plazo, los desbalances fueron institucionalizados durante décadas.
El acuerdo de Bretton Woods en 1944 solidificó al dólar como la moneda más importante de reserva mundial, reemplazando a la libra británica. Debido a nuestro poderío político y militar, y porque teníamos muchísimo oro físico, el mundo aceptó fácilmente nuestro dólar (definido como la 1/35-ésima parte de una onza de oro) como la moneda de reserva mundial. Se decía que el dólar era "tan bueno como el oro", y era convertible a todos los bancos centrales extranjeros a esa tasa. Para los ciudadanos americanos, sin embargo, continuó siendo ilegal poseerlo. Este era desde su comienzo un estándar de intercambio basado en oro que estaba destinado a fallar desde su concepción.
Los estados unidos hicieron exactamente lo que muchos predijeron que haría. Imprimió dólares para los que no había respaldo en oro. Pero el mundo estuvo feliz de aceptar esos dólares durante más de 25 años sin preguntas - hasta que los franceses y otros demandaron a finales de los 60 que cumpliéramos nuestra promesa de pagar una onza de oro por cada 35 dólares que mandaran al Departamento del Tesoro. Esto tuvo como resultado un rápido vaciado de oro que puso fin a un estándar de oro planeado muy pobremente.
Todo terminó el 15 de Agosto de 1971, cuando Nixon cerró la ventanilla del oro y rechazó pagar ninguna de nuestras restantes 280 millones de onzas de oro. En esencia, declaramos nuestra insolvencia y todos reconocieron que tenía que plantearse algún otro sistema monetario para devolver la estabilidad a los mercados.
Sorprendentemente, se planeó un nuevo sistema que permitió a los E.U. operar las impresoras de la moneda de reserva mundial sin ninguna restricción - ¡ni tan siquiera una pretensión de convertibilidad al oro, absolutamente ninguna! Aunque la nueva política era profundamente defectuosa, sin embargo abrió la puerta a que se expandiera la hegemonía del dólar.
Dándose cuenta de que el mundo se había embarcado en algo nuevo e inimaginable, los gestores de dinero de elite, con un apoyo especialmente fuerte de las autoridades estadounidenses, llegaron a un acuerdo con la OPEC para valorar el petróleo exclusivamente en dólares estadounidenses para todas las transacciones mundiales. Esto dio al dólar un lugar especial entre las monedas del mundo y en esencia "respaldó" el dólar con petróleo. A cambio, E.U. prometió proteger los varios reinos ricos en petróleo del Golfo Pérsico contra amenazas de invasión o golpes de estado. Este acuerdo ayudó a encender el movimiento radical islámico entre aquellos que se resentían de nuestra influencia en la región. El acuerdo dio al dólar fuerza artificial, con tremendos beneficios financieros para los Estados Unidos. Nos permitió exportar nuestra inflación monetaria mediante la compra de petróleo y otros bienes a un gran descuento a medida que la influencia del dólar florecía.
Este sistema post-Bretton Woods era mucho más frágil que el sistema que existía entre 1945 y 1971. Aunque el acuerdo dólar/petróleo ayudó, no era ni de lejos tan estable como el pseudo estándar de oro de Bretton Woods. Ciertamente era menos estable que el estándar de oro de finales del siglo XIX.
Durante los 70 el dólar casi se colapsó, cuando los precios del petróleo y oro se dispararon a 800$ por onza. Ya por 1979 fueron necesarios intereses del 21% para rescatar al sistema. La presión del dólar en los 70, a pesar de los beneficios asociados a él, reflejaba temerarios déficit presupuestarios e inflación monetaria de la década de los 60. Los mercados no se dejaron engañar por la afirmación de LBJ (Lyndon B. Johnson) de que podíamos permitirnos "armas y mantequilla"
Una vez más se rescató el dólar, y esto condujo a la edad de verdadera hegemonía del dólar que ha durado desde principios de los 80 hasta hoy. Con una tremenda cooperación de los bancos centrales y los bancos comerciales internacionales, el dólar fue aceptado como si fuera oro.
El presidente de la FED Alan Greenspan, en varias ocasiones previas al "House Banking Committee", respondió a los desafíos que le hice acerca de sus posiciones anteriormente favorables al oro diciendome que él y otros banqueros centrales habían conseguido que el papel moneda -es decir, el sistema dólar- respondiera como si fuera oro. Todas las veces estuve fuertemente en desacuerdo y señalé que si habían conseguido tal logro habrían desafiado a siglos de historia económica sobre la necesidad de que el dinero fuera algo de valor real. Autosuficiente y confiado, se mostró de acuerdo con esto.
En los años recientes los bancos centrales y las instituciones financieras varias, todas con intereses personales en mantener un estándar de moneda fiduciaria manejable, no mantuvieron en secreto las ventas y préstamos de grandes cantidades de oro al mercado incluso con los precios del oro a la baja, y surgieron serias dudas sobre la sabiduría de semejante política. Nunca dieron una oportunidad a la fijación de un estándar oro, pero hay abundante evidencia de que creyeron que si el precio del oro caía, transmitiría confianza al mercado, la confianza de que sin duda habían tenido un éxito asombroso en la conversión del papel en oro.
El aumento de los precios del oro está visto históricamente como un indicador de desconfianza en el papel moneda. Este intento reciente no fue demasiado diferente de la venta de onzas de oro a 35$ en los 60, en un intento de convencer al mundo de que el dolar era "sound" (sólido) y tan bueno como el oro. Incluso durante la Depresión, uno de las primeras acciones de Rooselvet fue eliminar la regulación del precio del oro mediante el libre mercado, haciendo que fuera ilegal poseer oro, como un indicativo de un sistema monetario defectuoso. La ley económica limitó con el tiempo ese esfuerzo, como lo hizo en los tempranos 70 cuando nuestro Tesoro y el FMI intentaron fijar el precio del oro volcando toneladas en el mercado para enfriar el entusiasmo de quienes buscaban un cielo seguro para un dólar en caída tras la re-legalización del oro.
Una vez más, entre 1980 y el 2000, el intento de mentir al mercado acerca del verdadero valor del dólar falló. En los últimos 5 años el dólar se ha devaluado en términos del oro más del 50%. No puedes mentir a todo el mundo todo el tiempo, incluso teniendo el poder de la poderosa impresora y el sistema de creación de dinero de la Reserva Federal.
Incluso con todas las desventajas del sistema monetario fiduciario, la influencia del dólar prosperó. El resultado pareció beneficioso, pero las graves distorsiones introducidas en el sistema se mantuvieron. Y fieles a su estilo, los políticos de Washington están demasiado ansiosos para resolver los problemas que aparecen periódicamente mediante el adorno del escaparate, mientras se muestran incapaces de entender y atajar la defectuosa política de base. Para resolver los problemas creados artificialmente por un profundamente defectuoso sistema monetario y económico, se recurre al proteccionismo, a la fijación de los tipos de cambio, a las tarifas punitivas, a las sanciones de motivos políticos, a las subvenciones a corporaciones, a la gestión del comercio internacional, al control de precios, al control de los tipos de interés y de los salarios, a los sentimientos súper-nacionales, a las amenazas de fuerza e incluso a la guerra.
A corto plazo, el emisor de la moneda fiduciaria de reserva puede conseguir grandes beneficios económicos. A largo plazo, plantea una amenaza para el país que emite la moneda mundial. En este caso, ese es Estados Unidos. Mientras los países extranjeros tomen nuestros dólares a cambio de bienes reales, estamos al frente. Este es un beneficio que muchos en el Congreso son incapaces de reconocer, viendo como se meten con China por mantener con nosotros un balance comercial positivo. Pero esto nos conduce a una pérdida de puestos de trabajo de manufacturación que van a los mercados del otro lado del mar, a medida que nos volvemos más dependientes de los demás y menos autosuficientes. Los países extranjeros acumulan nuestros dólares debido a sus altas tasas de ahorro, y amablemente nos los prestan de nuevo a bajos tipos de interés para financiar nuestro excesivo consumo.
Parece un buen trato para todo el mundo, excepto que llegará un día en el que nuestros dólares -debido a su depreciación- serán recibidos con menos entusiasmo o incluso rechazados por los países extranjeros. Eso podría crear un nuevo juego y nos forzaría a pagar un precio por vivir más allá de nuestras posibilidades y nuestra producción. El cambio de sentimiento respecto al dólar ya ha empezado, pero lo peor está por venir.
El acuerdo con la OPEC en los 70 para vender el petróleo en dólares ha dado al dólar una tremenda fuerza artificial como principal moneda de reserva. Esto ha creado una demanda universal del dólar, y absorbe el gigantesco número de dólares nuevos que se generan cada año. Sólo el último año, el M3 creció por encima de los $700.000 millones.
La demanda artificial de nuestro dólar, junto a nuestra fuerza militar, nos ubica en la posición única de "mandar" en el mundo sin trabajo productivo o ahorro, y sin límites en el gasto del consumidor o en los déficit. El problema es que no puede durar mucho.
La inflación de precios está asomando su fea cabeza, y la burbuja NASDAQ -generada por el dinero fácil- ha explotado. La burbuja de la vivienda creada del mismo modo se está deshinchando. Los precios del oro se han doblado, y el gasto federal está fuera del campo de visión, con cero voluntad política de tomar las riendas. El déficit comercial el último año fue de más de $728.000 millones. Está en lucha una guerra de $2 billones, y se están sentando planes para expandir la guerra en Irán y posiblemente Siria. La única fuerza que la restringirá será el rechazo mundial del dólar. Está condenado a venir y crear condiciones peores que las de 1979-1980, que requirieron para corregirse tipos de interés del 21%. Pero mientras tanto se hará todo lo posible para proteger el dólar. Tenemos un interés compartido con quienes tienen nuestros dólares para continuar la farsa.
En su primer discurso tras abandonar la FED, Greenspan dijo que los precios del oro habían subido por la preocupación sobre el terrorismo, y no por motivos monetarios o porque él creara demasiados dólares durante su mandato. Había que desacreditar al oro y apuntalar el dólar. Incluso cuando el dólar es atacado seriamente por las fuerzas del mercado, los bancos centrales y el FMI harán todo lo inconcebible para absorber los dólares con la esperanza de restaurar la estabilidad. Eventualmente fallarán.
Lo que es más importante, la relación dólar/petróleo ha de ser mantenida para mantener al dólar como la moneda principal. Cualquier ataque a esta relación será desafiada por la fuerza - como ya lo ha sido.
En Noviembre del 2000, Sadam Hussein empezó a pedir Euros por su petróleo. Su arrogancia era una amenaza para el dólar; su carencia de poder militar no era una amenaza. En la primera reunión de gabinete de la nueva administración en el 2001, según informó el Secretario del Tesoro Paul O'Neill, el tema principal fue como librarse de Sadam Hussein - aunque no había ninguna evidencia de que fuera una amenaza para nosotros. Esta profunda preocupación por Sadam sorprendió a O'Neill.
En la actualidad es de dominio común que la reacción inmediata de la administración después del 9/11 giró en torno a como podían conectar a Sadam Hussein con los ataques, para justificar una invasión y derrocar al gobierno. Aunque no había ninguna conexión con el 9/11 ni evidencias de armas de destrucción masiva, se generó apoyo público y congresista mediante la distorsión y la tergiversación de los hechos para justificar el derrocamiento de Sadam Hussein.
No se habló en público de la eliminación de Sadam Hussein por su ataque a la integridad del dólar como moneda de reserva por vender petróleo en Euros. Muchos creen que esta fue el motivo real de nuestra obsesión con Iraq. Dudo que fuera la única razón, pero es muy posible que haya jugado un papel esencial en nuestra motivación para hacer la guerra. Poco tiempo tras la victoria militar, todas las ventas iraquíes de petróleo se llevaron a cabo en dólares. El Euro fue abandonado.
En 2001, el embajador venezolano en Rusia habló del cambio a Euros de Venezuela para todas sus ventas de petróleo. En un año hubo un intento de golpe de estado contra Chavez, al parecer con ayuda de nuestra CIA.
Después de que esos intentos de impulsar al Euro como reemplazo del dólar como moneda de reserva encontraran resistencia, la fuerte caída del dólar frente al Euro se invirtió. Estos sucesos podrían haber jugado un papel importante en el mantenimiento de nuestra dominancia dólar.
Es evidente que la administración de los E.U. era afín a aquellos que prepararon la caída de Chavez, y que le sentó mal que fallase. Que Chavez hubiera sido elegido democráticamente tuvo poca influencia en el lado que apoyamos.
Ahora, se están haciendo nuevos intentos contra del sistema petrodólar. Irán, otro miembro del "eje del mal", ha anunciado sus planes de abrir una bolsa de petróleo en Marzo de este año. Adivinen que, las ventas del petróleo serán en Euros, no dólares.
La mayoría de los norteamericanos olvidan como nuestras políticas han sistemática e innecesariamente antagonizado a los iraníes a lo largo de los años. En 1953 la CIA ayudó a derrocar a un presidente elegido democráticamente, Mohammed Mossadeqh, y puso en su lugar al autoritario Shah, que estaba a favor de los E.U. Los iraníes estaban humeando todavía de esto cuando los rehenes fueron capturados en 1979. Nuestra alianza con Sadam Hussein en su invasión de Irán a principios de los 80 no solucionó los problemas, y obviamente no hizo demasiado por nuestra relación con Sadam Hussein. El anuncio de la administración de 2001 donde dijo que Irán era parte del eje del mal no hizo mucho para mejorar las relaciones diplomáticas entre nuestros dos países. Las amenazas recientes sobre energía nuclear, ignorando que están rodeados por países con armas nucleares, no parece tener efecto en quienes continúan provocando a Irán. Con lo que la mayoría de los Islamistas perciben como nuestra guerra contra el Islam, y la historia reciente, no hay que pensar mucho para darse cuenta de por qué Irán podría querer dañar a América socavando el dólar. Irán, como Iraq, no tiene ninguna capacidad de atacarnos. Pero eso no evitó que convirtiéramos a Sadam Hussein en un Hitler moderno preparado para tomar el mundo. Ahora Irán, especialmente desde que hizo planes para vender el petroleo en Euros, ha estado en el punto de mira de una propaganda no muy distinta de la que hubo contra Iraq antes de nuestra invasión.
No es muy probable que mantener nuestra supremacía del dólar fuera el único factor motivante de la guerra contra Iraq, como no lo es para agitarnos contra Irán. Aunque las razones reales para la guerra son complejas, sabemos que las razones dadas antes de la guerra, como la presencia de armas de destrucción masiva y la conexión de Sadam Hussein y el 9/11, eran falsas. La importancia del dólar es obvia, pero esto no disminuye la influencia de diferentes planes trazados hace años por los neo-conservadores para rehacer el Oriente Medio. La influencia de Israelí, como también la de los Cristianos sionistas, también desempeñó un papel importante en la búsqueda de esta guerra. Proteger "nuestras" reservas de petróleo ha influido nuestra política en el Oriente Medio durante décadas.
Pero la verdad es que pagar las facturas de esta intervención agresiva es imposible a la manera antigua, con más impuestos, más ahorro, y más producción de la gente norteamericana. Gran parte del coste de la Guerra del Golfo Pérsico en 1991 fue asumida por muchos de nuestros amables aliados. Eso no ocurre hoy. Ahora, más que nunca, la hegemonía del dólar -su dominancia como la moneda de reserva mundial- es requerida para financiar nuestros gigantescos gastos militares. Esta guerra sin fin de $2 billones de dólares debe ser pagada de algún modo. La hegemonía del dólar proporciona el vehículo para hacerlo.
En su mayor parte las verdaderas víctimas no se enteran de como pagan las facturas. La licencia para crear dinero de la nada permite pagar las facturas mediante la inflación de precios. Los ciudadanos norteamericanos, como también los ciudadanos medios de Japón, China y otros países sufren la inflación de precios, que es el "impuesto" que paga nuestras aventuras militares. Eso hasta que el fraude sea descubierto y los productores extranjeros decidan no tomar dólares ni mantenerlos demasiado tiempo como pago por sus bienes. Se hace todo lo posible para prevenir que se exponga el fraude del sistema monetario a las masas que lo sufren. Si los mercados de petróleo reemplazan los dólares con Euros, limitaran con el tiempo nuestra capacidad de continuar imprimiendo, sin restricción, la moneda de reserva del mundo.
Se trata de un increíble beneficio para nosotros poder importar bienes y exportar dólares que se deprecian. Los países exportadores se han vuelto adictos a nuestras compras para impulsar su crecimiento económico. Esta dependencia los hace aliados del fraude, y su participación mantiene el valor del dólar muy alto. Si este sistema funcionara a largo plazo, los ciudadanos americanos no tendrían que volver a trabajar. Podríamos disfrutar de "pan y circo" como hacían los romanos, pero su oro finalmente se acabó y la incapacidad de Roma de continuar el saqueo de las naciones conquistadas puso fin a su imperio.
Lo mismo nos ocurrirá a nosotros si no cambiamos nuestros métodos. Aunque no ocupamos países extranjeros para saquearlos directamente, hemos extendido nuestras tropas en 130 naciones del mundo. Nuestro intenso esfuerzo de extender nuestro poder en el rico en petróleo Oriente Medio no es una coincidencia. Pero a diferencia de la antigüedad, no declaramos la posesión directa de los recursos naturales - simplemente insistimos que podemos comprar lo que queramos y pagarlo con nuestro propio dinero de papel. Y cualquier país que desafíe nuestra autoridad lo hace con un gran riesgo.
Una vez más el Congreso se ha creído la propaganda de la guerra contra Irán, como lo hizo contra Iraq. Se hacen ahora alegaciones para atacar Irán económicamente, y militarmente si es preciso. Esos argumentos están enteramente basados en las mismas falsas razones que la desafortunada y costosa guerra de Iraq.
Todo nuestro sistema económico depende de la continuación del actual régimen monetario, lo cual significa que reciclar el dólar es crucial. Actualmente, pedimos prestados más de $700.000 millones al año de nuestros amables benefactores, que trabajan duro para tomar nuestro papel a cambio de sus bienes. Entonces pedimos prestado todo el dinero que necesitamos para asegurar el imperio (presupuesto del Departamento de Defensa: $450.000 millones) y más. El poderío militar del que disfrutamos se convierte en el "respaldo" de nuestra moneda. No hay ningún otro país que pueda desafiar nuestra superioridad militar, y por lo tanto no tiene otra opción que aceptar los dólares que declaramos que son el "oro" de hoy. Esto es por lo que los países que desafían nuestro sistema - como Iraq, Irán y Venezuela - se convierten en objetivos de nuestros planes de cambio de régimen.
Irónicamente, la superioridad del dólar depende de nuestra fortaleza militar, y nuestra superioridad militar depende del dólar. Mientras los beneficiarios extranjeros tomen nuestros dólares por bienes reales y estén dispuestos a financiar nuestro extravagante consumo y militarismo, el estatus quo continuará sin importar lo grande que sea nuestra deuda extranjera y nuestro déficit por cuenta corriente.
Pero las amenazas reales vienen de nuestros adversarios políticos que son incapaces de confrontarnos militarmente, pero que no se intimidan a la hora de desafiarnos económicamente. Eso es por lo que el desafío de Irán está siendo tomado tan en serio. Las urgentes razones sobre la amenaza militar de Irán no son más ciertas que los falsos cargos que se utilizaron contra Iraq.
Parece que es fácil persuadir a la gente y al Congreso del belicismo de los promotores de la guerra preventiva. La gente solo se opone al imprudente militarismo solamente después del recuento del coste en vidas humanas y dólares.
Lo extraño es que el fracaso en Iraq es ahora obvio para la mayoría de los norteamericanos, y aun así ellos y el Congreso están consintiendo a la llamada de una innecesaria y costosa guerra con Irán.
Pero claro, nuestro fracaso en encontrar a Osama bin Laden y destruir su red no nos disuadió de llevar a los iraquíes a una guerra totalmente desvinculada del 9/11.
La preocupación por que el petróleo se venda solo en dólares explica nuestra voluntad de soltarlo todo y enseñar a Sadam Hussein una lección por su desafío al pedir Euros por su petróleo.
Y una vez más hay un urgente llamamiento a sancionar y amenazar con fuerza a Irán justo cuando Irán está abriendo un nuevo mercado petróleo con todas las transacciones en Euros.
Usar la fuerza para obligar a la gente a aceptar dinero sin valor real solo funciona a corto plazo. En última instancia conduce a los trastornos económicos, tanto nacionales como internacionales, y siempre termina con un precio que hay que pagar.
La ley económica que exige el intercambio sólo de cosas que tienen valor real como moneda no puede ser derogada. El caos que un día se derive de nuestro experimento de 35 años con moneda fiduciaria mundial requerirá una vuelta a la moneda de valor real. Sabremos que ese día se está acercando cuando los países productores de petróleo pidan por su petróleo oro, o su equivalente, en vez de dólares o Euros. Cuanto antes mejor.
Ron Paul
Y como en otros casos, en este no es que se esté descubriendo la pólvora, no. La importancia del texto radica en la claridad y en la lucidez de la explicación, para decirle a muchos cómo son las cosas que la gran mayoría entiende poco por partes y poco o nada a nivel general de la tan inexplicable manera de aplicar sus "politicas" el más grande de los imperios en la actualidad, pero q, señores, está haciendo agua por todos lados.
Este es un texto traducido, según la fuente, de Ron Paul, nada más y nada menos q de un discurso del "candidato a la nominación por parte del Partido Republicano en la elección presidencial" de este año.
Terminado de leer el texto, la conclusión, la más importante quizás, a la que pueda llegarse es q el euro, junto a otras monedas, va a significar el fin de la hegemonía del dólar. Y por esa razón, cuando uno a uno los países del mundo empiecen a dejar el dolar y mirar hacia otras monedas, el imperio estadounidense, al no poder hacerle la guerra a todo el mundo, estará llegando al principio de su fin como potencia mundial... Ya está ocurriendo. Aquí va.
El fin de la hegemonía del dólar
Hace cien años se conocía como "diplomacia del dólar". Después de la Segunda Guerra Mundial, y especialmente desde la caída de la Unión Soviética en 1989, esa política evolucionó hacia la "hegemonía del dólar". Pero después de todos estos años de éxito, el predominio de nuestro dólar está llegando a su fin.
Se ha dicho, muy acertadamente, que quien tiene el oro hace las reglas. En los albores de los tiempos, la gente aprendió rápido que el comercio justo y honesto requería el intercambio de algo con valor real.
En primer lugar se trató simplemente de un trueque de bienes. Entonces se descubrió que había una atracción universal por el oro, y éste se convirtió en un sustituto conveniente para los trueques de mayor envergadura. No solo el oro facilitó el intercambio de bienes y servicios, también sirvió como almacén de valor para aquellos que querían ahorrar para días lluviosos.
Aunque el dinero se desarrolló de forma natural en el mercado, a medida que los gobiernos crecieron en poder asumieron el control del monopolio del dinero. En algunas ocasiones los gobiernos lograron garantizar la calidad y la pureza del oro, pero con el tiempo aprendieron a gastar más de lo que ingresaban. La gente no aprobaba demasiado las subidas de impuestos o la creación de unos nuevos, así que los Reyes y los Césares no tardaron mucho en aprender a inflar sus monedas reduciendo la cantidad de oro de cada moneda - siempre con la esperanza de que sus súbditos no descubrieran el fraude. Pero la gente siempre se dio cuenta, y se opuso enérgicamente.
Esto presionó a los líderes para buscar más oro, conquistando otras tierras. La gente se acostumbró a vivir más allá de sus posibilidades, y gozaron de pan y circo. La financiación de gastos desmesurados mediante la conquista de nuevas tierras extranjeras parecía una alternativa lógica comparada con trabajar más y producir mejor. Además, la conquista de otras naciones no solo traía oro a casa, también traía esclavos. Gravar a las personas de los territorios conquistados también incentivó la construcción de imperios. Este sistema de gobierno funcionó bien durante un tiempo, pero la declinación moral de la gente dio lugar a una falta de voluntad de producir por si mismos. Había un límite en el número de países que podían ser saqueados por su riqueza, y esto siempre condujo a los imperios a su fin. Cuando no se podía obtener más oro, su poderoso ejército se despedazaba. En aquellos días, aquellos que poseían el oro verdaderamente escribían las reglas y vivían bien.
Esa regla general se ha mantenido a través de los tiempos. Cuando se usaba el oro y las reglas protegían el comercio honesto, las naciones productivas crecían vigorosamente. Cuando las naciones ricas -aquellas con ejércitos poderosos y con oro- se esforzaban solo para que el imperio y las fortunas fáciles soportaran el bienestar doméstico, esas naciones fallaban.
Hoy los principios son los mismos, pero el proceso es bastante diferente. El oro ya no es la moneda del reino, ahora lo es el papel. La verdad hoy es: "Aquel que imprime el dinero hace las reglas" - al menos por el momento. Aunque el oro no se usa, los objetivos son los mismos: obligar a los países extranjeros a producir y subvencionar al país con superioridad militar y con control sobre las imprentas de dinero.
Puesto que la impresión de papel moneda no es más que una falsificación, el emisor de la moneda internacional debe ser siempre el país del ejército poderoso, para garantizar el control del sistema. Este magnífico plan parece el sistema perfecto para obtener riqueza perpetua para el país que emite la moneda mundial que es el estándar de-facto. El único problema es, sin embargo, que semejante sistema destruye el carácter de la gente de la nación falsificadora - igual que ocurría cuando el oro era la moneda y se obtenía conquistando a otras naciones. Y esto destruye el incentivo para ahorrar y producir, y alienta la deuda y el bienestar desbocado.
La presión doméstica para inflar la moneda viene de los beneficiarios de la seguridad social, y también de aquellos que piden limosnas como compensación por sus necesidades y percepción de daños por parte de otros. En ambos casos rechazan la responsabilidad personal de sus propias acciones.
Cuando se rechaza el papel moneda, o cuando el oro se acaba, se pierden la riqueza y la estabilidad política. El país debe entonces pasar de vivir más allá de sus posibilidades a vivir debajo de sus posibilidades, hasta que los sistemas políticos y económicos se ajustan a las nuevas reglas - reglas que ya no son escritas por aquellos que manejaban la ahora inútil imprenta de dinero.
La "Diplomacia del Dólar", una política instituida por William Howard Taft y su Secretario del Estado Philander C. Knox, fue diseñada para mejorar las inversiones comerciales norteamericanas en Latinoamérica y el Extremo Oriente. McKinley cocinó una guerra contra España en 1898, y el corolario a la Doctrina Monroe de Rooselvet precedió al enfoque agresivo de Taft de utilizar el dólar y la influencia diplomática para asegurar las inversiones estadounidenses en el extranjero. Esto se ganó el título popular de "Diplomacia del Dólar". El significado del cambio de Rooselvet fue que nuestra intervención ahora podía justificarse bajo la mera "apariencia" de que un país de nuestro interés era política o fiscalmente vulnerable al control europeo. No solo reclamamos un derecho, sino una "obligación" oficial del Gobierno estadounidense de proteger nuestros intereses comerciales de los europeos.
Esta nueva política vino tras los talones de la diplomacia “cañonera” de finales del siglo XIX, y significó que podíamos comprar influencia antes de recurrir a la amenaza de la fuerza. Para cuando la "Diplomacia del Dólar" de William Howard Taft estuvo articulada claramente, se plantaron las semillas del imperio norteamericano. Y estaban destinadas a crecer en el fértil suelo político de un país que perdió el amor y respeto por la república heredada de los autores de la Constitución. Y no hay duda de que lo hicieron. No paso mucho tiempo antes de que la "diplomacia" del dólar se convirtiese en la "hegemonía" del dólar en la segunda mitad del siglo XX.
Esta transición solo podía haber ocurrido con un cambio dramático en la política monetaria y en la naturaleza del dólar mismo.
El Congreso creó el Sistema de la Reserva Federal en 1913. Entre entonces y 1971 el principio del "sound money" ("dinero sólido") fue minado sistemáticamente. Entre 1913 y 1971, a la Reserva Federal le fue mucho más fácil expandir el suministro de dinero a su antojo para financiar la guerra o manipular la economía, con poca resistencia del Congreso - mientras se beneficiaban de ello los intereses especiales que influencian al gobierno.
La dominancia del dólar aumentó enormemente después de la Segunda Guerra Mundial. Nos libramos de la destrucción que tantas otras naciones sufrieron, y nuestras arcas se llenaron con el oro del mundo. Pero el mundo escogió no volver a la disciplina del estándar oro, y los políticos aplaudieron. Era mucho más popular imprimir dinero para pagar las facturas que gravar cosas, o restringir el gasto innecesario. Pese a los beneficios a corto plazo, los desbalances fueron institucionalizados durante décadas.
El acuerdo de Bretton Woods en 1944 solidificó al dólar como la moneda más importante de reserva mundial, reemplazando a la libra británica. Debido a nuestro poderío político y militar, y porque teníamos muchísimo oro físico, el mundo aceptó fácilmente nuestro dólar (definido como la 1/35-ésima parte de una onza de oro) como la moneda de reserva mundial. Se decía que el dólar era "tan bueno como el oro", y era convertible a todos los bancos centrales extranjeros a esa tasa. Para los ciudadanos americanos, sin embargo, continuó siendo ilegal poseerlo. Este era desde su comienzo un estándar de intercambio basado en oro que estaba destinado a fallar desde su concepción.
Los estados unidos hicieron exactamente lo que muchos predijeron que haría. Imprimió dólares para los que no había respaldo en oro. Pero el mundo estuvo feliz de aceptar esos dólares durante más de 25 años sin preguntas - hasta que los franceses y otros demandaron a finales de los 60 que cumpliéramos nuestra promesa de pagar una onza de oro por cada 35 dólares que mandaran al Departamento del Tesoro. Esto tuvo como resultado un rápido vaciado de oro que puso fin a un estándar de oro planeado muy pobremente.
Todo terminó el 15 de Agosto de 1971, cuando Nixon cerró la ventanilla del oro y rechazó pagar ninguna de nuestras restantes 280 millones de onzas de oro. En esencia, declaramos nuestra insolvencia y todos reconocieron que tenía que plantearse algún otro sistema monetario para devolver la estabilidad a los mercados.
Sorprendentemente, se planeó un nuevo sistema que permitió a los E.U. operar las impresoras de la moneda de reserva mundial sin ninguna restricción - ¡ni tan siquiera una pretensión de convertibilidad al oro, absolutamente ninguna! Aunque la nueva política era profundamente defectuosa, sin embargo abrió la puerta a que se expandiera la hegemonía del dólar.
Dándose cuenta de que el mundo se había embarcado en algo nuevo e inimaginable, los gestores de dinero de elite, con un apoyo especialmente fuerte de las autoridades estadounidenses, llegaron a un acuerdo con la OPEC para valorar el petróleo exclusivamente en dólares estadounidenses para todas las transacciones mundiales. Esto dio al dólar un lugar especial entre las monedas del mundo y en esencia "respaldó" el dólar con petróleo. A cambio, E.U. prometió proteger los varios reinos ricos en petróleo del Golfo Pérsico contra amenazas de invasión o golpes de estado. Este acuerdo ayudó a encender el movimiento radical islámico entre aquellos que se resentían de nuestra influencia en la región. El acuerdo dio al dólar fuerza artificial, con tremendos beneficios financieros para los Estados Unidos. Nos permitió exportar nuestra inflación monetaria mediante la compra de petróleo y otros bienes a un gran descuento a medida que la influencia del dólar florecía.
Este sistema post-Bretton Woods era mucho más frágil que el sistema que existía entre 1945 y 1971. Aunque el acuerdo dólar/petróleo ayudó, no era ni de lejos tan estable como el pseudo estándar de oro de Bretton Woods. Ciertamente era menos estable que el estándar de oro de finales del siglo XIX.
Durante los 70 el dólar casi se colapsó, cuando los precios del petróleo y oro se dispararon a 800$ por onza. Ya por 1979 fueron necesarios intereses del 21% para rescatar al sistema. La presión del dólar en los 70, a pesar de los beneficios asociados a él, reflejaba temerarios déficit presupuestarios e inflación monetaria de la década de los 60. Los mercados no se dejaron engañar por la afirmación de LBJ (Lyndon B. Johnson) de que podíamos permitirnos "armas y mantequilla"
Una vez más se rescató el dólar, y esto condujo a la edad de verdadera hegemonía del dólar que ha durado desde principios de los 80 hasta hoy. Con una tremenda cooperación de los bancos centrales y los bancos comerciales internacionales, el dólar fue aceptado como si fuera oro.
El presidente de la FED Alan Greenspan, en varias ocasiones previas al "House Banking Committee", respondió a los desafíos que le hice acerca de sus posiciones anteriormente favorables al oro diciendome que él y otros banqueros centrales habían conseguido que el papel moneda -es decir, el sistema dólar- respondiera como si fuera oro. Todas las veces estuve fuertemente en desacuerdo y señalé que si habían conseguido tal logro habrían desafiado a siglos de historia económica sobre la necesidad de que el dinero fuera algo de valor real. Autosuficiente y confiado, se mostró de acuerdo con esto.
En los años recientes los bancos centrales y las instituciones financieras varias, todas con intereses personales en mantener un estándar de moneda fiduciaria manejable, no mantuvieron en secreto las ventas y préstamos de grandes cantidades de oro al mercado incluso con los precios del oro a la baja, y surgieron serias dudas sobre la sabiduría de semejante política. Nunca dieron una oportunidad a la fijación de un estándar oro, pero hay abundante evidencia de que creyeron que si el precio del oro caía, transmitiría confianza al mercado, la confianza de que sin duda habían tenido un éxito asombroso en la conversión del papel en oro.
El aumento de los precios del oro está visto históricamente como un indicador de desconfianza en el papel moneda. Este intento reciente no fue demasiado diferente de la venta de onzas de oro a 35$ en los 60, en un intento de convencer al mundo de que el dolar era "sound" (sólido) y tan bueno como el oro. Incluso durante la Depresión, uno de las primeras acciones de Rooselvet fue eliminar la regulación del precio del oro mediante el libre mercado, haciendo que fuera ilegal poseer oro, como un indicativo de un sistema monetario defectuoso. La ley económica limitó con el tiempo ese esfuerzo, como lo hizo en los tempranos 70 cuando nuestro Tesoro y el FMI intentaron fijar el precio del oro volcando toneladas en el mercado para enfriar el entusiasmo de quienes buscaban un cielo seguro para un dólar en caída tras la re-legalización del oro.
Una vez más, entre 1980 y el 2000, el intento de mentir al mercado acerca del verdadero valor del dólar falló. En los últimos 5 años el dólar se ha devaluado en términos del oro más del 50%. No puedes mentir a todo el mundo todo el tiempo, incluso teniendo el poder de la poderosa impresora y el sistema de creación de dinero de la Reserva Federal.
Incluso con todas las desventajas del sistema monetario fiduciario, la influencia del dólar prosperó. El resultado pareció beneficioso, pero las graves distorsiones introducidas en el sistema se mantuvieron. Y fieles a su estilo, los políticos de Washington están demasiado ansiosos para resolver los problemas que aparecen periódicamente mediante el adorno del escaparate, mientras se muestran incapaces de entender y atajar la defectuosa política de base. Para resolver los problemas creados artificialmente por un profundamente defectuoso sistema monetario y económico, se recurre al proteccionismo, a la fijación de los tipos de cambio, a las tarifas punitivas, a las sanciones de motivos políticos, a las subvenciones a corporaciones, a la gestión del comercio internacional, al control de precios, al control de los tipos de interés y de los salarios, a los sentimientos súper-nacionales, a las amenazas de fuerza e incluso a la guerra.
A corto plazo, el emisor de la moneda fiduciaria de reserva puede conseguir grandes beneficios económicos. A largo plazo, plantea una amenaza para el país que emite la moneda mundial. En este caso, ese es Estados Unidos. Mientras los países extranjeros tomen nuestros dólares a cambio de bienes reales, estamos al frente. Este es un beneficio que muchos en el Congreso son incapaces de reconocer, viendo como se meten con China por mantener con nosotros un balance comercial positivo. Pero esto nos conduce a una pérdida de puestos de trabajo de manufacturación que van a los mercados del otro lado del mar, a medida que nos volvemos más dependientes de los demás y menos autosuficientes. Los países extranjeros acumulan nuestros dólares debido a sus altas tasas de ahorro, y amablemente nos los prestan de nuevo a bajos tipos de interés para financiar nuestro excesivo consumo.
Parece un buen trato para todo el mundo, excepto que llegará un día en el que nuestros dólares -debido a su depreciación- serán recibidos con menos entusiasmo o incluso rechazados por los países extranjeros. Eso podría crear un nuevo juego y nos forzaría a pagar un precio por vivir más allá de nuestras posibilidades y nuestra producción. El cambio de sentimiento respecto al dólar ya ha empezado, pero lo peor está por venir.
El acuerdo con la OPEC en los 70 para vender el petróleo en dólares ha dado al dólar una tremenda fuerza artificial como principal moneda de reserva. Esto ha creado una demanda universal del dólar, y absorbe el gigantesco número de dólares nuevos que se generan cada año. Sólo el último año, el M3 creció por encima de los $700.000 millones.
La demanda artificial de nuestro dólar, junto a nuestra fuerza militar, nos ubica en la posición única de "mandar" en el mundo sin trabajo productivo o ahorro, y sin límites en el gasto del consumidor o en los déficit. El problema es que no puede durar mucho.
La inflación de precios está asomando su fea cabeza, y la burbuja NASDAQ -generada por el dinero fácil- ha explotado. La burbuja de la vivienda creada del mismo modo se está deshinchando. Los precios del oro se han doblado, y el gasto federal está fuera del campo de visión, con cero voluntad política de tomar las riendas. El déficit comercial el último año fue de más de $728.000 millones. Está en lucha una guerra de $2 billones, y se están sentando planes para expandir la guerra en Irán y posiblemente Siria. La única fuerza que la restringirá será el rechazo mundial del dólar. Está condenado a venir y crear condiciones peores que las de 1979-1980, que requirieron para corregirse tipos de interés del 21%. Pero mientras tanto se hará todo lo posible para proteger el dólar. Tenemos un interés compartido con quienes tienen nuestros dólares para continuar la farsa.
En su primer discurso tras abandonar la FED, Greenspan dijo que los precios del oro habían subido por la preocupación sobre el terrorismo, y no por motivos monetarios o porque él creara demasiados dólares durante su mandato. Había que desacreditar al oro y apuntalar el dólar. Incluso cuando el dólar es atacado seriamente por las fuerzas del mercado, los bancos centrales y el FMI harán todo lo inconcebible para absorber los dólares con la esperanza de restaurar la estabilidad. Eventualmente fallarán.
Lo que es más importante, la relación dólar/petróleo ha de ser mantenida para mantener al dólar como la moneda principal. Cualquier ataque a esta relación será desafiada por la fuerza - como ya lo ha sido.
En Noviembre del 2000, Sadam Hussein empezó a pedir Euros por su petróleo. Su arrogancia era una amenaza para el dólar; su carencia de poder militar no era una amenaza. En la primera reunión de gabinete de la nueva administración en el 2001, según informó el Secretario del Tesoro Paul O'Neill, el tema principal fue como librarse de Sadam Hussein - aunque no había ninguna evidencia de que fuera una amenaza para nosotros. Esta profunda preocupación por Sadam sorprendió a O'Neill.
En la actualidad es de dominio común que la reacción inmediata de la administración después del 9/11 giró en torno a como podían conectar a Sadam Hussein con los ataques, para justificar una invasión y derrocar al gobierno. Aunque no había ninguna conexión con el 9/11 ni evidencias de armas de destrucción masiva, se generó apoyo público y congresista mediante la distorsión y la tergiversación de los hechos para justificar el derrocamiento de Sadam Hussein.
No se habló en público de la eliminación de Sadam Hussein por su ataque a la integridad del dólar como moneda de reserva por vender petróleo en Euros. Muchos creen que esta fue el motivo real de nuestra obsesión con Iraq. Dudo que fuera la única razón, pero es muy posible que haya jugado un papel esencial en nuestra motivación para hacer la guerra. Poco tiempo tras la victoria militar, todas las ventas iraquíes de petróleo se llevaron a cabo en dólares. El Euro fue abandonado.
En 2001, el embajador venezolano en Rusia habló del cambio a Euros de Venezuela para todas sus ventas de petróleo. En un año hubo un intento de golpe de estado contra Chavez, al parecer con ayuda de nuestra CIA.
Después de que esos intentos de impulsar al Euro como reemplazo del dólar como moneda de reserva encontraran resistencia, la fuerte caída del dólar frente al Euro se invirtió. Estos sucesos podrían haber jugado un papel importante en el mantenimiento de nuestra dominancia dólar.
Es evidente que la administración de los E.U. era afín a aquellos que prepararon la caída de Chavez, y que le sentó mal que fallase. Que Chavez hubiera sido elegido democráticamente tuvo poca influencia en el lado que apoyamos.
Ahora, se están haciendo nuevos intentos contra del sistema petrodólar. Irán, otro miembro del "eje del mal", ha anunciado sus planes de abrir una bolsa de petróleo en Marzo de este año. Adivinen que, las ventas del petróleo serán en Euros, no dólares.
La mayoría de los norteamericanos olvidan como nuestras políticas han sistemática e innecesariamente antagonizado a los iraníes a lo largo de los años. En 1953 la CIA ayudó a derrocar a un presidente elegido democráticamente, Mohammed Mossadeqh, y puso en su lugar al autoritario Shah, que estaba a favor de los E.U. Los iraníes estaban humeando todavía de esto cuando los rehenes fueron capturados en 1979. Nuestra alianza con Sadam Hussein en su invasión de Irán a principios de los 80 no solucionó los problemas, y obviamente no hizo demasiado por nuestra relación con Sadam Hussein. El anuncio de la administración de 2001 donde dijo que Irán era parte del eje del mal no hizo mucho para mejorar las relaciones diplomáticas entre nuestros dos países. Las amenazas recientes sobre energía nuclear, ignorando que están rodeados por países con armas nucleares, no parece tener efecto en quienes continúan provocando a Irán. Con lo que la mayoría de los Islamistas perciben como nuestra guerra contra el Islam, y la historia reciente, no hay que pensar mucho para darse cuenta de por qué Irán podría querer dañar a América socavando el dólar. Irán, como Iraq, no tiene ninguna capacidad de atacarnos. Pero eso no evitó que convirtiéramos a Sadam Hussein en un Hitler moderno preparado para tomar el mundo. Ahora Irán, especialmente desde que hizo planes para vender el petroleo en Euros, ha estado en el punto de mira de una propaganda no muy distinta de la que hubo contra Iraq antes de nuestra invasión.
No es muy probable que mantener nuestra supremacía del dólar fuera el único factor motivante de la guerra contra Iraq, como no lo es para agitarnos contra Irán. Aunque las razones reales para la guerra son complejas, sabemos que las razones dadas antes de la guerra, como la presencia de armas de destrucción masiva y la conexión de Sadam Hussein y el 9/11, eran falsas. La importancia del dólar es obvia, pero esto no disminuye la influencia de diferentes planes trazados hace años por los neo-conservadores para rehacer el Oriente Medio. La influencia de Israelí, como también la de los Cristianos sionistas, también desempeñó un papel importante en la búsqueda de esta guerra. Proteger "nuestras" reservas de petróleo ha influido nuestra política en el Oriente Medio durante décadas.
Pero la verdad es que pagar las facturas de esta intervención agresiva es imposible a la manera antigua, con más impuestos, más ahorro, y más producción de la gente norteamericana. Gran parte del coste de la Guerra del Golfo Pérsico en 1991 fue asumida por muchos de nuestros amables aliados. Eso no ocurre hoy. Ahora, más que nunca, la hegemonía del dólar -su dominancia como la moneda de reserva mundial- es requerida para financiar nuestros gigantescos gastos militares. Esta guerra sin fin de $2 billones de dólares debe ser pagada de algún modo. La hegemonía del dólar proporciona el vehículo para hacerlo.
En su mayor parte las verdaderas víctimas no se enteran de como pagan las facturas. La licencia para crear dinero de la nada permite pagar las facturas mediante la inflación de precios. Los ciudadanos norteamericanos, como también los ciudadanos medios de Japón, China y otros países sufren la inflación de precios, que es el "impuesto" que paga nuestras aventuras militares. Eso hasta que el fraude sea descubierto y los productores extranjeros decidan no tomar dólares ni mantenerlos demasiado tiempo como pago por sus bienes. Se hace todo lo posible para prevenir que se exponga el fraude del sistema monetario a las masas que lo sufren. Si los mercados de petróleo reemplazan los dólares con Euros, limitaran con el tiempo nuestra capacidad de continuar imprimiendo, sin restricción, la moneda de reserva del mundo.
Se trata de un increíble beneficio para nosotros poder importar bienes y exportar dólares que se deprecian. Los países exportadores se han vuelto adictos a nuestras compras para impulsar su crecimiento económico. Esta dependencia los hace aliados del fraude, y su participación mantiene el valor del dólar muy alto. Si este sistema funcionara a largo plazo, los ciudadanos americanos no tendrían que volver a trabajar. Podríamos disfrutar de "pan y circo" como hacían los romanos, pero su oro finalmente se acabó y la incapacidad de Roma de continuar el saqueo de las naciones conquistadas puso fin a su imperio.
Lo mismo nos ocurrirá a nosotros si no cambiamos nuestros métodos. Aunque no ocupamos países extranjeros para saquearlos directamente, hemos extendido nuestras tropas en 130 naciones del mundo. Nuestro intenso esfuerzo de extender nuestro poder en el rico en petróleo Oriente Medio no es una coincidencia. Pero a diferencia de la antigüedad, no declaramos la posesión directa de los recursos naturales - simplemente insistimos que podemos comprar lo que queramos y pagarlo con nuestro propio dinero de papel. Y cualquier país que desafíe nuestra autoridad lo hace con un gran riesgo.
Una vez más el Congreso se ha creído la propaganda de la guerra contra Irán, como lo hizo contra Iraq. Se hacen ahora alegaciones para atacar Irán económicamente, y militarmente si es preciso. Esos argumentos están enteramente basados en las mismas falsas razones que la desafortunada y costosa guerra de Iraq.
Todo nuestro sistema económico depende de la continuación del actual régimen monetario, lo cual significa que reciclar el dólar es crucial. Actualmente, pedimos prestados más de $700.000 millones al año de nuestros amables benefactores, que trabajan duro para tomar nuestro papel a cambio de sus bienes. Entonces pedimos prestado todo el dinero que necesitamos para asegurar el imperio (presupuesto del Departamento de Defensa: $450.000 millones) y más. El poderío militar del que disfrutamos se convierte en el "respaldo" de nuestra moneda. No hay ningún otro país que pueda desafiar nuestra superioridad militar, y por lo tanto no tiene otra opción que aceptar los dólares que declaramos que son el "oro" de hoy. Esto es por lo que los países que desafían nuestro sistema - como Iraq, Irán y Venezuela - se convierten en objetivos de nuestros planes de cambio de régimen.
Irónicamente, la superioridad del dólar depende de nuestra fortaleza militar, y nuestra superioridad militar depende del dólar. Mientras los beneficiarios extranjeros tomen nuestros dólares por bienes reales y estén dispuestos a financiar nuestro extravagante consumo y militarismo, el estatus quo continuará sin importar lo grande que sea nuestra deuda extranjera y nuestro déficit por cuenta corriente.
Pero las amenazas reales vienen de nuestros adversarios políticos que son incapaces de confrontarnos militarmente, pero que no se intimidan a la hora de desafiarnos económicamente. Eso es por lo que el desafío de Irán está siendo tomado tan en serio. Las urgentes razones sobre la amenaza militar de Irán no son más ciertas que los falsos cargos que se utilizaron contra Iraq.
Parece que es fácil persuadir a la gente y al Congreso del belicismo de los promotores de la guerra preventiva. La gente solo se opone al imprudente militarismo solamente después del recuento del coste en vidas humanas y dólares.
Lo extraño es que el fracaso en Iraq es ahora obvio para la mayoría de los norteamericanos, y aun así ellos y el Congreso están consintiendo a la llamada de una innecesaria y costosa guerra con Irán.
Pero claro, nuestro fracaso en encontrar a Osama bin Laden y destruir su red no nos disuadió de llevar a los iraquíes a una guerra totalmente desvinculada del 9/11.
La preocupación por que el petróleo se venda solo en dólares explica nuestra voluntad de soltarlo todo y enseñar a Sadam Hussein una lección por su desafío al pedir Euros por su petróleo.
Y una vez más hay un urgente llamamiento a sancionar y amenazar con fuerza a Irán justo cuando Irán está abriendo un nuevo mercado petróleo con todas las transacciones en Euros.
Usar la fuerza para obligar a la gente a aceptar dinero sin valor real solo funciona a corto plazo. En última instancia conduce a los trastornos económicos, tanto nacionales como internacionales, y siempre termina con un precio que hay que pagar.
La ley económica que exige el intercambio sólo de cosas que tienen valor real como moneda no puede ser derogada. El caos que un día se derive de nuestro experimento de 35 años con moneda fiduciaria mundial requerirá una vuelta a la moneda de valor real. Sabremos que ese día se está acercando cuando los países productores de petróleo pidan por su petróleo oro, o su equivalente, en vez de dólares o Euros. Cuanto antes mejor.
Ron Paul
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